Es la operación consistente en la extirpación del exceso de piel y grasa abdominal y en la corrección de la flaccidez muscular. Esta situación de exceso de piel y relajación de la pared abdominal se suele dar en pacientes que han tenido aumento de peso y pérdida posterior o en mujeres que han tenido varios embarazos.
Aquellos pacientes que deban perder mucho peso deben posponer la cirugía, al igual que las pacientes que pretendan tener futuros embarazos, ya que durante la cirugía se tensan los músculos verticales del abdomen y pueden volver a relajarse en el transcurso de éste. Si existen cicatrices previas en el abdomen, esta cirugía puede estar contraindicada o las cicatrices pueden cambiar de posición. En otros casos, esta cirugía consigue eliminarlas.
La abdominoplastia y la mini-abdominoplastia se realizan siempre en quirófano, dentro de una clínica u hospital.
El tipo de anestesia más empleado para realizar una abdominoplastia es la anestesia general, durante la cual estará dormido hasta que finalice la cirugía. En algunos casos, sobre todo en la mini-abdominoplastia, se puede emplear anestesia epidural. Dependiendo de la extensión de la cirugía, se podrá marchar a casa al cabo de unas horas o permanecerá 2 ó 3 días en la clínica.
Se practica una incisión por encima del vello pubiano que se prolonga hacia las caderas y otra alrededor del ombligo para recolocarlo. Se libera la piel del abdomen y si es preciso, se refuerzan con suturas los músculos abdominales. Se tracciona hacia abajo la piel sobrante y se extirpa.
Después de la operación el paciente llevará una faja especial.
Durante los primeros días, el abdomen suele estar algo inflamado y puede notarse algunas molestias o dolor que se controlan con medicación. A pesar de que al principio no deba estirarse del todo, deberá comenzar a caminar tan pronto como sea posible. Los puntos de la piel externos serán retirados entre los 5 y 7 días. Algunas personas vuelven a su trabajo en unas 2 semanas, mientras que otras precisan 3 ó 4 semanas de reposo y recuperación. A pesar de que las cicatrices no desaparecerán nunca, lo normal es que mejoren con el tiempo.
Como posibles complicaciones, aunque raras, cabe mencionar la pérdida de vitalidad (necrosis) de la piel situada por encima del pubis, que puede requerir un tratamiento postoperatorio más prolongado. Igualmente pueden aparecer seromas y/o hematomas que requieran evacuación.
Otras complicaciones, como la infección o los trombos venosos, pueden ocurrir, pero son raras. La infección se resuelve con antibióticos y drenaje, pero prolongará la estancia en la clínica. Los trombos venosos se previenen moviendo las piernas y levantándose tan pronto como lo permita la cirugía. Una mala cicatrización puede producir una cicatriz de mala calidad que, a veces, precisará una segunda cirugía.
La piel es separada de la pared abdominal, hasta las costillas.
La musculatura y tejidos de la pared abdominal son aproximados para conseguir una cintura más estrecha y larga.
El exceso de piel es extirpado; en las abdominoplastias completas, el ombligo es recolocado.
Después de una abdominoplastia: el abdomen es más plano y estrecho. Las cicatrices, aunque definitivas, se hacen menos visibles con el tiempo.